El presidente de la Específica de la Construcción se refirió a cómo atraviesa el sector de la Construcción el 2020 signado por el Coronavirus.
Participando del Almuerzo de las Fuerzas Vivas, explicó que “la construcción tiene dos grandes vertientes: la obra pública y la privada. En épocas normales, van de la mano; cuando la economía funciona bien se hace más privada, y cuando no, el Estado usa a la construcción como herramienta para equilibrar y mantener el sector”.
“En este momento la obra pública está totalmente parada, y la privada se ejecuta en buena medida pero en pequeña magnitud”, añadió al referirse a la situación actual del sector, fundamentando que ello se debe a que “no hay reglas de juego claras (precio del dólar e inflación), no hay financiamiento ni mercado”.
Lo peor que le podemos hacer a un inversor es darle reglas de juego inciertas porque no invierte nada. Jorge Martínez Viñas.
“Sí se ha dado un fenómeno particular, quizá como consecuencia de que la gente estuvo mucho tiempo en su casa y advirtió necesidades de su vivienda: se están haciendo muchísimas refacciones, ayudadas por el Estado (a nivel nacional con el Procrear y provincial con Mendoza Activa)”, expresó por otro lado.
Jorge Martínez Viñas analizó que “por lo menos mantiene viva una gran masa de mano de obra y los materiales se venden bien, pero siempre dentro de un marco de informalidad, generada por esa situación. Las pymes de la construcción representan el 80% de la mano de obra y en este momento están casi paradas; se han perdido 300.000 puestos de trabajo a nivel nacional y 10.000 en la provincia, de los 15.000 que habitualmente tiene el sector, pasando esa gente a la informalidad o el desempleo”.
Refiriéndose a las perspectivas que avizora para el sector, señaló: “en la historia, todos los países han salido de sus crisis económicas a través de planes agresivos de obra pública; el Presidente reconoció la potencialidad que tiene la construcción como motor de la economía, pero vemos que a nivel nacional el presupuesto presentado tiene muy poca obra para Mendoza, y a nivel provincial el que se ha enviado a la Legislatura tiene un porcentaje de obra previsto que es menos de la mitad del año pasado”.
En la misma línea, cerró señalando que no se sabe “a quién se le va a adjudicar ni qué tipo de obras se van a hacer; la obra no se activa de un día para otro, los procesos llevan de seis a ocho meses (en el mejor de los casos) y las empresas -en esta situación- no pueden esperar ese tiempo. Muchas de ellas van a morir en esta época”.